monstruoso halibut....

por cipri_exocido Sáb 27 Ago 2011, 12:02

Tradicionalmente, se conoce Noruega por la pesca del salmón atlántico, aunque, desafortunadamente, este ha sufrido un fuerte declive durante las últimas décadas. Sin embargo, en este tiempo, la pesca en el mar se ha popularizado mucho en Noruega, sobre todo la pesca del bacalao, el abadejo y el fletán, un pez que, personalmente, siempre he deseado capturar. Cuando finalmente tuve la oportunidad de ir pescarlo, esta me abrió los ojos a un mundo nuevo de experiencias que calaron hondo en mi interior, marcadas por la presencia de este monstruo marino plano que habita en estas cristalinas aguas.

Cuando mi buen amigo danés Soren Beck batió el récord del mundo de fletán en 2008 con un pez de 202 kilos de peso, la pesca de esta especie comenzó a despertar el interés de muchos pescadores. Anteriormente, los grandes ejemplares de fletán se capturaban por casualidad pero, en la actualidad, esto ha cambiado radicalmente. Como es el caso de otros muchos tipos de pesca en grandes masas de agua, hay que trabajar en técnicas estratégicas que permitan prospectar enormes extensiones de agua. Si uno no tiene el conocimiento adecuado de la zona en la que va a pescar, dependerá en gran medida de las sondas para la detección de peces, no tanto para encontrar al fletán, sino para localizar los bancos de peces pasto y, por otra parte, para poder dibujar un mapa topográfico del fondo marino. Muchos pescadores escandinavos se han fijado ahora en el potencial de la pesca del fletán, y la verdad es que están progresando muchísimo en la localización de las zonas querenciosas y en el desarrollo de métodos para capturar estos monstruosos rodaballos. Como muchos otros pescadores, siempre había pensado que el fletán era, sencillamente, otra variante del rodaballo y que la presentación del cebo sería, por consiguiente, y en esencia, la misma; pero estaba muy equivocado. El fletán no es un simple carroñero, gordo y perezoso morador de los fondos oceánicos. Es un depredador agresivo que caza con fiereza sus presas a cualquier profundidad, incluso en zonas de aguas someras en las que uno nunca hubiese pensado que los encontraría.

LA AVENTURA DEL FLETÁN. Después del éxito de Soren, comencé a buscar la forma de pescar el fletán; hasta que en verano de 2010 tuve la oportunidad de hacerlo, junto con un grupo de entusiastas pescadores daneses que transportaron sus propias barcas más de 2.500 kilómetros desde Copenhague, en Dinamarca, hasta Vannoya, en el norte de Noruega, muy por encima del Círculo Polar Ártico. Mi amigo Thomas y yo volamos a Tromso, alquilamos un coche y condujimos hasta Vannoya, donde los compañeros habían alquilado una gran cabaña con espacio para 14 pescadores. Además, habían llevado la comida y las bebidas necesarias para dos semanas de pesca, de modo que en el caso de no pescar nada, al menos podríamos disfrutar de una buena fiesta. Sin embargo, sí que capturamos peces y pudimos hacer muy bien ambas cosas: pescar y celebrarlo.

Empezamos cada día capturando peces pasto para cebo, principalmente abadejos de pequeño tamaño (de 100 a 300 gramos). Realizábamos las capturas a tan solo un par de cientos de metros del puerto, junto a la zona rocosa más cercana y muy cerca de la orilla. En esta zona hay un talud muy pronunciado, a poca distancia de la orilla, donde los pequeños abadejos suelen concentrarse en gran número, de forma que en una media hora ya teníamos suficiente cebo, tanto vivo como muerto, para todo el día. También capturamos unos pocos bacalaos, algunos otros peces de otras especies e incluso alguna buena pieza de fletán, allí mismo, muy cerca de la costa.

Una de mis creencias erróneas era que los grandes fletanes viven en aguas profundas. Y así es, aunque, definitivamente, no siempre es el caso. Así lo corrobora el pescador noruego que capturó un pez de 200 kilos a una profundidad de tan solo cinco metros. Otro falso dogma era que estos peces se mantienen cerca del fondo y son carroñeros. Cuando uno ve su tamaño se da cuenta de que tienen que consumir una gran cantidad de alimento para mantener pesos tan elevados, lo que hace pensar que probablemente cazan muchas presas vivas y, ciertamente, esto es lo hacen. Lo que nos conduce a un planteamiento distinto a la hora de presentar nuestros cebos; en lugar de pescar siempre sobre el mismo fondo, es mucho más efectivo hacerlo unos dos metros por encima de este, incluso en zonas donde no haya coberturas específicas. En este viaje de pesca nos concentramos en zonas con una profundidad de entre 8 y 20 metros e intentamos mantener nuestros cebos entre uno y tres metros sobre el fondo. Estoy seguro de que si encontráis un grupo de fletanes los podréis engañar pescando justo sobre el mismo fondo; pero es mucho más efectivo tentarlos unos metros por encima, lo que resulta además mucho más divertido.

Nuestra táctica fue mantenernos en las zonas donde habíamos tenido una picada, obviamente porque queríamos pescar el pez que había picado, pero también porque estos peces parece que se juntan en pequeños grupos. Pescamos utilizando tanto el curricán como el jigging. Con el primer método, nuestro éxito fue mayor cuando utilizamos peces, vivos o muertos, del tamaño de un arenque, con montajes de palas giratorias o un abadejo entero montado con un jig especialmente diseñado para este tipo de pesca. En cuanto al jigging, cabe decir que seguramente cualquier tipo de jig de gran tamaño funcionaría, pero nosotros obtuvimos muy buenos resultados con los jigs denominados Herring cut-bait de Prologic.

Se recomienda mucho practicar el captura y suelta, tanto para preservar la población de grandes fletanes como para evitar la ingestión, nada saludable, de metales pesados y bifenilos policlorados (PCB), que se encuentran en concentraciones mucho más altas en peces que superan los 30 kilos.

Debido al mal tiempo, de las dos semanas que pasamos en Vannoya solo pudimos dedicar nueve días a pescar. Esto fue en el mes de julio, y regularmente tuvimos alertas de nevadas, además de tormentas y lluvia. Sin duda, nada que se parezca a vuestro lugar de vacaciones veraniegas. No obstante, capturamos 85 fletanes, siendo la pieza mayor de 86 kilos.

OTRAS CAPTURAS MENORES. Tal vez sea un poco atrevido llamar “capturas menores” a otras especies de peces que en sí mismas son de reconocido valor deportivo. Es el caso de los grandes bacalaos de 20 a 30 kilos que, en gran número, se pueden capturar en el norte de Noruega. Fuera del archipiélago, donde normalmente pescamos, debido a las duras condiciones meteorológicas, hay una meseta sumergida que puede alcanzarse en aproximadamente una hora de navegación. En este enclave se suelen congregar los grandes bacalaos y corvinas, y su captura no suele deparar grandes dificultades, siempre que el tiempo sea suficientemente estable.

Dentro del archipiélago, se pueden capturar otras especies, como el feroz brosmio, pez de aspecto similar a un bacalao, que puede llegar a alcanzar los 30 kilos de peso. A muchos pescadores no les gusta porque se les captura en salidas de pesca para el fletán o el bacalao; pero yo creo, honestamente, que son peces muy divertidos de capturar y que su pesca merece la pena. La otra familia de peces que resulta de gran atractivo para el pescador es la de los llamados perritos del norte, de los que hay dos especies principales: el perrito común del Atlántico o gris rayado y el moteado. Ambas subespecies pueden superar los 20 kilos de peso, siendo el actual récord del mundo de la segunda, un pez capturado, precisamente en Vannoya, que alcanzó los 27,9 kilos.

Además de la pesca, en este viaje disfrutamos mucho observando las águilas de cola blanca pescando muy cerca de nuestros botes; estas rapaces tomaban incluso los peces muertos que habíamos lanzado al agua. Vimos ballenas y focas casi cada día, y un enorme rorcual común (también llamado ballena de aleta) casi nos embiste al emerger a escasos metros de la barca.

Texto: Johnny Jensen
Traducción: Josep Solanes